En México, al menos 15 estados de la República están a punto de quedarse sin agua.
No sólo es nuestro país, el planeta se está quedando seco como consecuencia de la ola de
calor que golpea al mundo. El calentamiento global ha provocado que los veranos sean
cada vez más calientes y, desde luego, secos.
La alerta de que nuestro país presente un estrés hídrico, es decir, que la demanda de agua
potable sea más alta que la cantidad disponible; es preocupante. Por un lado, por ejemplo,
la presa de Valle de Bravo se encuentra a sólo el 22% de su capacidad, mientras que la
presa La Boca, en Santiago, estado de Nuevo León, ha reducido su capacidad al 10%, la
más baja en los últimos 40 años.
Además, no somos la única especie afectada. Cientos de animales mueren súbitamente debido al calor y a la escasez de agua, y sus cuerpos inmóviles pueden observarse tendidos sobre la tierra árida y agrietada. Es una dura señal de nuestro planeta pidiendo gritos de auxilio.
De acuerdo con el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), en nuestro país, al menos 15 estados están a punto de quedarse sin agua en un nivel extremadamente alto en la escala de riesgo. Las medidas tomadas por gobiernos y autoridades, no son suficientes. A lo largo de la república, hay más de 26 mil kilómetros de tuberías cuya vida útil fue rebasada hace más de 50 años; esto causa pérdidas incalculables entre goteras y rupturas de las mismas. Por otro lado, los cortes de agua son una medida desesperada para evitar el desperdicio de este elemento vital, pero no es suficiente.
La Comisión Nacional del Agua y la creación del Plan Nacional Hídrico 2020-2024, tienen como objetivo una mejor gestión del agua en nuestro país, sin embargo, es una tarea colectiva. Por un lado, se busca que las empresas desarrollen estrategias que garanticen la seguridad hídrica, y de nuestra parte, es necesario tomar decisiones conscientes que mitiguen esta crisis, así como hacer cambios en nuestros hábitos diarios e involucrarse activamente en el proceso de reducción, reutilización y reciclaje del agua. El cambio es colectivo. El día cero se encuentra más cerca que nunca, y si no hacemos algo, pronto nos alcanzará.